Nuestro Arte: octubre 2009

El periodo formativo recibe su nombre debido a la aparición de un elemento que es imprescindible para que se comiencen a consolidar los márgenes artísticos, religiosos y sociales en la historia de las culturas precolombinas de América del sur, los cerámicos. Las primeras cerámicas eran similares a cuencos, y ya que estos fueron encontrados en su mayoría dentro de los templos se asume que fueron para uso ritual, comúnmente para contener las ofrendas. Estos cuencos eran decorados con iconografía que varía según la interpretación del artesano y el entorno social.

Los templos eran usados por las elites, personajes con cierto poder social, para que por medio de la religión y el comercio pudieran conseguir más seguidores, los pobladores de una zona mantenían creencias semejantes pero visiones distintas, o mejor dicho maneras distintas de representarlas, lo que puede significar que no mantenían un sentido de partencia a una nación geográfica, aunque hay cierto dominio de territorio, las sociedades no se identificaban por donde habitaban, sino que por quienes se relacionaban.

Prueba de esto es que en un solo templo se pueden encontrar distintas representaciones de un mismo ser sagrado, manteniendo ciertos elementos sin variación alguna, como las garras de felino o ave rapaz, pero si hay distintas líneas graficas. Esto se repite hoy en día en cuanto las representaciones de cristo actualmente, pueden tener un rostro de dolor o benevolencia, o fisionomías distintas, pero es cristo al fin y al cabo, lo que cambia es el punto de vista que su elaborador quiso reforzar lo cual esta muy vinculado con la sociedad en la que se convive como es que esta relata la historia de la biblia, muy parecido a lo que ocurre en la antigüedad pues debemos recordar que los artesanos de entonces no tenían enfrente al animal para estructurarlo, sino que lo hacían en base a representaciones textiles u orales de otras personas.
Los elementos más comunes representados en los grabados eran guerreros, con el rostro de perfil y torso de frente, labios anchos, siempre mostrando los dientes, ojos desorbitados como en trance, e incluso uñas alargadas en el dedo pulgar. También representaban a sus enemigos degollados o desmembrados con los ojos cerrados, con sangre fluyendo de los cortes, en ciertas ocasiones había símbolos elípticos con un punto en el centro, el cual según muchos arqueólogos representan las manchas que tienen los jaguares.